Sabiduría = Conocimiento + Amor
Ignorancia = Ausencia de Sabiduría
Hombre primitivo = Ignorancia
Seguridad = Integración del modelo de Padre en uno mismo
¿Qué ocurre entonces cuando tenemos como modelo de masculino un padre y ancestros arcaicos y primitivos? Que o bien tomamos ese modelo o en su contra lo rechazamos. Si lo rechazamos intentaremos tener un masculino culto, repleto de conocimientos pero ausente de amor. Porque si hubiera amor no rechazaríamos al padre sino que lo tomaríamos en nosotros en la consciencia que hizo lo que pudo hacer y lo que no nos dio lo buscamos por nosotros mismos. Al rechazar al padre, falta seguridad y se anda por la vida de forma insegura, siempre dudando, pensando demasiado a la hora de tomar decisiones y además, al darnos cuenta que hemos heredado de él ese comportamiento tan primitivo, garrulo, ignorante, lo que hacemos es luchar contra eso que también está en nosotros. Con lo cual nos pasamos el día enfadados con nosotros mismos, y con quien nos lo refleja, y atrapados en una jaula de conocimiento en ausencia de amor. Por lo tanto, sin Sabiduría.
Si no hay Sabiduría no hay Inteligencia, ya que no están separadas. Entonces nos damos cuenta que no es lo mismo ser listillo, sabiondo, tener piquito de oro, biblioteca andante que ser Inteligente. Y nos da envidia, deseamos aquello que vemos en otros, esa Inteligencia que nos parece no está en nosotros. Porque cuando hay Inteligencia, hay Luz, claridad y actuamos correctamente porque hay Visión. Mientras que en su ausencia, nos las cuelan todas, no avistamos cuando nos vienen de frente, parecemos empanados y luego sufrimos cuando comprobamos que nos la han colado otra vez, por mucho que hayamos sido avisados porque la ignorancia conlleva cabezonería. Y esto trae el derrotismo, el “nada me sale bien” y el “que estoy haciendo con mi vida”.
¿Qué hacer frente a este cuadro que parece una ratonera sin salida? Amar!!!! Aunar conocimiento con Amor en una suma infinita. Y esto significa comprobar prácticamente ese conocimiento adquirido. Esto es experienciarlo, sentirlo en nuestra piel y venas como el artista que se pringa de “barro” hasta las cejas. Esto es salir de lo conocido y adentrarse en el mar de aventuras que nos tiene preparada la vida en cada instante. De esta forma, la Inteligencia aflora y te das cuenta al momento de aquellos menos purificados y sabes emplear la estrategia adecuada para que no te arrastren y si puedes sanarlo (en función al grado de sabiduría adquirido que tiene mucho que ver también con el manejo de las emociones, con la neutralidad terapeutica). Esto te da seguridad, cuando ves que aciertas en tus actos y ya no solo te la vuelven a colar sino que todo aquello que planeas sale con fluidez. Y en seguridad ya tienes al Hombre dentro de ti. Y un Hombre con mayúsculas es el Capitán del barco, el compañero de su Capitana y el Sabio del Mundo.